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Mostrando entradas de 2019

Corazón sosegado

Incluso cuando el sopor inunda el hogar en las tardes de verano, se convierten en segundos de tranquilidad aquellos ocultos entre horas de abrumada lentitud. Se trata de una paz ilusoria que parece preceder a un gran revuelo. Sin embargo, la tarde nunca se acaba y aquella etérea ilusión permanece en la mente de aquellos que olvidan un deber, una engañosa forma de sosegar a un corazón asustado. 

Ruta Úbeda y Baeza

Podía caminar. Un órgano silencioso desviaba la mirada de las altas cúpulas que parecían no tener fin. Las estatuas nos observaban ir hacia el sol. Escaleras antiguas y escaleras de caracol para subir al cielo y bajar a las profundidades. Enormes campanas parecían oscilar en el abismo. Un poema en el campo. Nuestros pies encuentran los pasos que un día andó el poeta. Y así, como falsa tullida, se hizo de noche.

Avante

El dolor punzaba mi cuerpo, traspasándome la piel, mientras todo se teñía de rojo a cada paso que daba. Miles de ojos me observaban y sentía que que las siluetas oscuras acechaban ocultas en las sombras. Tenía miedo. Siempre había sido cobarde y lo sabía. Pensaba que no sería capaz de cambiar nunca hasta que llegó el día en que mis manos dejaron de temblar.

Triste danza

Cuando la Muerte vino a buscarla, ella la estrechó entre sus brazos, mientras lágrimas de cenizas caían por su rostro herido, procedentes de un fuego que hacía mucho tiempo que se había consumido. «Eso nunca fue amor» le susurró la lúgubre figura y ella supo que había dejado de respirar en el instante en que se encadenó al silencio y le entregó a él su voluntad. Así, juntos, se alejaron de aquella vida rota, bailando en una triste danza.